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Mostrando entradas de septiembre, 2022

Una historia real, escrita a mi manera.

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Yendo en uno de los vagones del Metro de Santo Domingo; presencié una escena que habla mucho de la educación del hogar que tanto se menciona en estos días. Iba una señora, de algunos 30-40 años, quizás más cerca de los 30 que de los 40 si juzgamos por varios aspectos que portaba, pero el caso es; transitaba acompañada de sus dos vástagos, de unos 8 y 2 años; la mayor discutía con ella sobre algo que no pude percibir, esta, la madre, le reclamaba tambaleándola y vociferándole: “usted y yo no somos iguales, quédese ahí”, con tal expresión y actitud, como si aquella niña de tez clara y pelo cobrizo, fuera su par en cuanto a tamaño, edad, experiencias y demás. Al berrinche de la niña, se sumó el llamado de atención del más pequeño, quién sin saber discernir, también gritó reclamando atención; lo cual, al parecer, detonó la ira del señor que viajaba sentado a su lado, este “caballero”, con aspecto de unos 70 y algo de años, con ambas manos amputadas, espetó sin reparo: “déjalo, que esos son...

Una caja de pizza

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Yendo en un carro público, en una tarde lluviosa, con algunos 30 grados de temperatura, ya apretada por la estrechez del auto y el otro pasajero, subió una señora que llamó particularmente mi atención. No tenía más allá que una figura femenina común, y ataviada con vestimenta similar a la mía, pero, llevaba en sus manos una caja de pizza y en su cara, una expresión de alegría, satisfacción, felicidad, entusiasmo que casi competían con el logo marcado en esa cuadrada y preciada caja. Imaginé tantas cosas, hasta vislumbré el feliz rostro de su pequeña al verla llegar con el manjar de niños y adultos. No, no la conozco, no se si en verdad tiene una niña, un varón o cuántos de ellos; pero una pequeña bolsa rosa con muñecas, en su otra mano, me hizo pensar que la pizza sería compartida con una juguetona y cariñosa pequeña. Pero, volvamos a la expresión en el rostro de la madre, porque definitivamente, era una madre.  Su rostro me recordó tantos momentos similares en mi vida, tantos epis...