Bendecir a otros

 

Por mucho tiempo escuche la frase de que se debe ser luz para otros, que debemos bendecir la vida de otros.  Conocía su significado, sabía lo que esto trae a la vida de quién decide ser luz para los demás, pero no fue sino hasta este proceso que estoy viviendo, donde la transformación dentro de mí y la cercanía que he tenido con Nuestro Creador; cuando entendí el verdadero significado de esta poderosa decisión de vida.

Sí, amig@ que me lees, cada etapa de  nuestras vidas nos deja aprendizajes que nos hacen más fuerte o más débiles, todo depende de lo que tu decidas ser y hacer, pero el tema es otro.

Hace poco tuve la experiencia de presenciar, como el chofer de un taxi que me traía a casa se sorprendió por el entorno del trayecto, su admiración por el lugar fue tanta, que detuvo el carro, decía, refiriéndose a Dios; cómo no me habías mostrado esto antes!  Yo me sentí tan asombrada como el, más que por el lugar, por su propia admiración, el lugar, claro que lo admiro y disfruto, sobre todo en horas de la mañana cuando salgo a caminar; pero su gratitud a Dios, por haberlo puesto en esa ruta y que yo solicitara el servicio, para que el pudiera disfrutar de las vistas del lugar, creó un momento tan agradable, sincero y grato que solo me hizo pensar y agradecer por ser bendición para otros.  Sí, fui el canal que llevo a este hombre a sentir que estaba siendo bendecido con transitar ese camino de vistas impresionantes.

 Otra experiencia que quiero compartirte, es la que he tenido con una persona que no conozco de manera personal, solo por llamadas y mensajes; que llego a mi hace unos meses, pero en las pocas conversaciones que hemos intercambiado, ha sido de bendición para mi vida, primero, por la forma en que oró por y para mi, y luego con motivarme a ser luz para otros; a determinar ser de bendición en la vida de quienes me rodean, para que la mía pueda ser de plenitud.  

Algo más significativo ha sido poder traer luz en el proceso de alguien más, un proceso que guarda similitud con el que ahora atravieso yo; si, mi dolor ya sanado, mi angustia ya amainada, han servido de experiencia para poder ayudar a alguien y decirle con toda certeza, que esta parte del proceso pasará y que dolerá menos; cosa que confieso, no creía cuando otros me decían a mi que así sería, pero ahora puedo verlo, sentirlo y ser luz para otros. Sí, agradezco mi proceso, difícil, doloroso; pero lo agradezco, porque me sirvió y sirve para mucho, sobre todo, para ser luz en el transitar de otros.


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