Dios y la zona de confort

 


Hasta hace poco, pude comprender la relación entre Dios y el esfuerzo que hacemos para salir de nuestra zona de confort.  Este lugar, que probablemente no sea solo un lugar físico, el cual nos ata a costumbres, sentimientos y temores; es capaz de limitarnos tanto, que hasta de Dios nos olvidamos y damos prioridad a cualquier cosa que prioricemos en nuestra vida.

Para abandonar la zona de confort y poder disfrutar de las bendiciones que Dios tiene retenidas para nosotros, para llegar a conocer y disfrutar el éxito, hay que sacrificar todo aquello que nos retiene, las confusiones que nublan nuestra mente y nos hacen creer en que fuera de esa burbuja no existe nada más, y que lo que pueda existir no esta apto, ni disponible para nosotros.  Cuesta, mucho, el precio es alto; pero puedo asegurarte, amig@ que me lees, que es posible volver a concentrar tu fe en lugar de tu miedo; volver a colocar en ese lugar de fe a la única figura que debe estar allí, Dios, volver a confiar en tus capacidades, aptitudes y cualidades.

Alex Dey, es un motivador que conocí hace algunos años, a través de un amigo a quien guardo mucho aprecio; uno de sus audios, de hecho el que más he escuchado y cada vez encuentro más en el, donde habla de las diferencias entre el miedo y la fe, lo que produce cada uno de ellos, lo que es el éxito y lo que podemos lograr cuando creemos en nosotros mismos y comprendemos lo merecedor que somos de una vida cada vez mejor; se llama El Despertador y te recomiendo escucharlo, no te apegaras a sus consejos al momento siguiente de haberlo escuchado, quizás pasen días, meses o años, como me pasó a mi; para que puedas comprender el mensaje, pero sí vale la pena.

Pues bien, te motivo a que puedas comparar las cosas que suceden en tu vida cuando reconoces tus debilidades y actitudes, y cuando pones a Dios en primer lugar, cuando comienzas a valorarte y empoderarte de tu personalidad, amarte como eres, aceptar lo bueno y lo malo que hay en ti y a potencializar todo aquello que te hace un ser único y dotado de todas las herramientas para lograr lo que te propongas en esta vida, primero para disfrutarlo porque eres merecedor (a) de todo lo bueno del universo y segundo, para dejar un legado digno de impactar positivamente en la vida de todos los de tu entorno.

Dios les bendiga, y como dice Alex Dey: creo que puedo, creo que puedo, se que puedo, y lo haré...


Comentarios

Entradas populares de este blog

Mi historia con la menopausia

Solitud: Un Espacio para Sanar

De 190 a 145 Libras: Los hábitos que cambiaron mi vida